–VER VIDEO– El pasado 22 de Mayo se recordó el “Día Mundial de la Diversidad Ecológica”, lo que debería ser un reflejo urgente sobre nuestra interconexión.
Cada 22 de mayo, el mundo celebra el Día Mundial de la Diversidad Ecológica. Más allá de ser una fecha en el calendario, esta jornada nos invita a una profunda reflexión sobre la intrincada red de vida que sustenta nuestro planeta y nuestro propio bienestar. En un momento en que la crisis climática y la pérdida de biodiversidad se aceleran, comprender y valorar la diversidad ecológica se vuelve no solo crucial, sino una cuestión de supervivencia, explicado esto por el comerciante Cristian Delbón, de la Empresa Preserva S.A.
La diversidad ecológica se refiere a la variedad de vida en la Tierra en todas sus formas, desde los ecosistemas más grandes como selvas tropicales y océanos, hasta la diversidad genética dentro de cada especie. Es la base de los “servicios ecosistémicos” que a menudo damos por sentado: aire limpio para respirar, agua fresca para beber, suelos fértiles para cultivar alimentos, polinización de cultivos, regulación del clima y medicinas. Sin esta vasta y compleja interconexión, la vida tal como la conocemos simplemente no sería posible.
Este Día Mundial de la Diversidad Ecológica nos obliga a mirar más allá de las estadísticas y los informes. Nos insta a reconocer que cada especie, por pequeña que sea, desempeña un papel vital en el equilibrio de la vida. Nos desafía a comprender que nuestra salud, nuestra economía y nuestra calidad de vida están intrínsecamente ligadas a la salud de los ecosistemas. No somos meros observadores de la naturaleza; somos una parte integral de ella, y nuestras acciones tienen consecuencias directas sobre su resiliencia.
La buena noticia es que aún hay esperanza, porque las nuevas generaciones deben de ser concientizadas sobre esta problemática, con la finalidad de que no se acreciente más, teniendo herramientas valiosas como nuestros hijos y nietos, quienes concurren a establecimientos educativos de nivel inicial, primario, secundario y terciarios o universitarios. La conservación de la diversidad ecológica no es solo una responsabilidad de gobiernos y grandes organizaciones; es una tarea que nos incumbe a todos. Desde nuestras decisiones de consumo diarias hasta la participación en iniciativas locales de conservación, cada pequeña acción suma. Promover prácticas sostenibles, apoyar políticas que protejan los ecosistemas, educar a las nuevas generaciones sobre la importancia de la naturaleza y abogar por un cambio sistémico son pasos fundamentales que podemos y debemos dar.