El “ave fantasma” se posó en un árbol dentro del predio de esta Escuela, siendo avistado por vecinos.
El Kakuy visita al Barrio Granaderos, más específicamente el predio de la Escuela de Educación Primaria N° 374 “Enrique Lynch Arribálzaga” de nuestra ciudad, siendo avistado por un vecino del sector barrial y llamando la atención de muchos, ya que no es común este tipo de encuentros.
En la tarde de este Jueves, Fabio Rodríguez, vecino de este lugar, tuvo oportunidad de poder ver y confirmar a una especie de ave a la que no es frecuente verla, confirmado esta información mediante tomas fotográficas y videos realizados desde su celular particular.
El “mítica” ave es conocido por los acordes musicales que le han dado importantes músicos argentinos y a la vez, habiendo leyendas sobre su aparición en años anteriores, vinculándolo a que sería por su canto especial, al llamado a su hermano.
Dice la historia, Esta ave es el kakuy, la cual recorre largos tramos buscando a su hermano. Cuenta el relato que existía una pareja de hermanos que vivían juntos. El varón era un joven trabajador de buenos sentimientos, siempre trataba con excelencia a su querida hermana. Además, por ser el mayor se encargaba de mantener la casa tras fallecer sus padres. Por otro lado, la hermana estaba llena de malos pensamientos, perversa, maligna. Ella constantemente hallaba la manera de hacerle la vida imposible a su hermano.
Al retornar a casa, luego de realizar todas las tareas concernientes a su trabajo, el hermano estaba sediento. Sin importarle la condición de su pariente, ella derramó el tarro de miel al suelo con toda maldad. El joven, exasperado por tan ingrato comportamiento, invitó a la mujer a buscar un panal en el monte y, así, reabastecer la miel. Así, ambos mientras caminaban se toparon con un árbol de singular altura. El hermano le dijo a su hermana que se tapara la cabeza con una manta, para evitar los ataques de las abejas. Ella inició la subida, escalando el árbol con el panal de abejas en su tope. Mientras el joven observaba como su hermana ascendía, él descendía y, a medida que lo hacía, desgajaba el tronco. Ella, al darse cuenta de la trampa de su hermano, lo llamó por su nombre varias veces: ¨Turay, Turay…¨. Desde lo alto vio como su hermano se alejaba y le gritaba ¨Cacuy, Turay¨, que significaba en lenguaje quechua ¨detente, Turay¨.
El hermano jamás regresó por ella. Al llegar la noche la muchacha seguía llamándolo sin respuesta alguna. Tras varios días de lamento, tristeza y lágrimas, su garganta se secó, de a poco enmudeció, su cuerpo comenzó a tiritar. Su alma quedó atrapada en un interminable sentimiento de angustia y horror. Tras reiterados lamentos en lo alto del árbol, los pies de la joven se convirtieron en filosas garras, sus manos en enormes alas, todo su ser se cubrió de plumas, su boca en pico, y su cara se transformó en la de un ave con brillantes ojos.
(Fuente: Ser Argentino)